Sin ser bombera, arriesgó su vida para salvar la de 78 niños de un incendio en el Centro de Desarrollo Infantil (CENDI), Álvaro Obregón.

La mañana del 6 de noviembre de 2015, Martínez percibió un olor a quemado en las instalaciones del CENDI ubicado en la colonia Tolteca, plantel que funciona como estancia infantil para niños de seis meses a cinco años de edad. Aquel día, su instinto no falló: la caja de luz que provee de energía a todo el centro, comenzó a tronar. 

Sin dudar, la alguacil evacuó la zona y alojó a los menores en la Iglesia de Corpus Christi. “En ese momento no pensé en mí, sino en ellos; ver a los pequeños me llenó de valentía para poder rescatarlos. Sentí muchísimas cosas menos miedo; ésa es una palabra que no existe en nuestro vocabulario”. Esta hazaña le valió el nombramiento a Policía Distinguida del Año (2015), la primera mujer en recibir dicho reconocimiento

Ser policía no es fácil. Margarita, quien busca erradicar la etiqueta de que “la policía es corrupta”, además de servir a la ciudadanía es líder de un hogar. “Cuando llego a casa me quito el uniforme y me convierto en mamá”. 

El interés por salvaguardar la sociedad le fue heredado por su padre y hermanas, figuras que también se desempeñaron en la Policía Auxiliar. De ahí aprendió que “a veces podrás tener mil emociones, pero al ponerte el uniforme los sentimientos se quedan en tu casa, no en tu bolsa. Adquieres una gran responsabilidad y te transformas en una persona que será vista y señalada si algo haces mal”. 

Fiel a su convicción, Martínez cree que la presencia femenina ha ayudado a incrementar la confianza de los ciudadanos hacia la policía: “en situaciones de emergencia, la gente se acerca con mayor seguridad a una mujer para preguntar o quejarse”.

“Las mujeres podemos estudiar, prepararnos, ayudar a nuestra familia y a toda la gente que está a nuestro alrededor. Valemos mucho. Podemos hacer una y mil cosas. Tenemos las ganas y derechos que antes no se tenían y tenemos que defenderlos”.