
Todas las mañanas se coloca el uniforme. Un par de botas, chaqueta, pantalonera, casco, capucha y guantes, serán sus aliados para atender las más de 150 llamadas de emergencia que el Heroico Cuerpo de Bomberos recibe a diario. Desde hace tres años, el riesgo es una constante en el trabajo de Viridiana; sin embargo, la sensación de adrenalina, así como la posibilidad de ayudar al otro, mantienen su llama encendida.
“Nuestra responsabilidad es salvar una vida. Enfrentar el miedo y el peligro de este oficio se recompensa cuando las personas a las que apoyas te dan las gracias”. Para ella, la única dificultad de ser bombera es la de observar la repercusión de los accidentes en la vida de la gente. “En una emergencia, debemos mantener la concentración. Estar en servicio mientras las familias de los afectados sufren, es una experiencia que te marca”.
Para Viridiana, su mayor logro es pertenecer al Heroico Cuerpo de Bomberos, es por eso que, en el Día del Bombero (22 de agosto), y en todo el año, comparte con sus seres queridos y con la sociedad el gusto y el orgullo por su vocación: “Todos los que formamos parte de este equipo amamos nuestro trabajo. En éste hemos forjado un sentido de hermandad; cuando atendemos una emergencia no sólo entra uno, vamos todos y todos regresamos”.